viernes, 13 de diciembre de 2019

Enoch Powell y la cuestión racial británica


Sin duda alguna, uno de los aspectos nucleares que han decidido en el presente siglo la política británica es la cuestión del Brexit, la salida británica de la UE. Sin embargo, el aparente rechazo del país a la UE podría analizarse desde una relación problemática histórica de cierta parte del país con la cuestión racial, migratoria y fronteriza en general.

Forjada como una “nación de naciones”  a lo largo de la historia, el Reino Unido se ha caracterizado por haber configurado su identidad nacional a través de integrar a diferentes comunidades étnicas a lo largo de su historia (galeses, escoceses, irlandeses...), complementado, a lo largo del siglo XIX y XX con las aventuras coloniales e imperialistas británicas en los continentes asiático y africano, que inauguró una, desde entonces, imparable afluencia de ciudadanos procedentes de estos lugares hacia Londres y el resto de grandes ciudades británicas.

Todo este caldo de cultivo, fermentado durante siglos, cristalizó en las enormes tensiones políticas y sociales en el siglo XX, primero con la cuestión judía, comunidad históricamente presente en el East End de Londres, y que derivó en tensiones raciales ya desde el siglo XIX pero recrudecidas en los años 30, con el auge de los movimientos nazi-fascistas en Europa. En Reino Unido, estas tendencias anti-semitas y nacionalistas fueron explotadas por el político y ex miembro del Partido Laborista Sir Oswald Mosley, que funda en Londres el primer gran movimiento fascista británico, la Unión Británica de Fascistas (BUF), estudiada en profundidad por Bret Rubin en su artículo “The Rise and Fall of British Fascism: Sir Oswald Mosley and the British Union of Fascists” .

El BUF, que no llegó nunca a tener una especial relevancia parlamentaria, sin embargo sí se caracterizó por constante provocaciones, según Rubin , a grupos judíos londinenses entre 1933-1936, y cristalizó en un intento de “tomar” por la fuerza el bastión judío inmigrante de la ciudad, el East End, que se saldó con una batalla campal entre los partidarios de Mosley y una coalición local formada por judíos, comunistas, inmigrantes y anti-fascistas en general, la famosa “Batalla de Cable Street".

Con el fin de la segunda guerra mundial y los efectos del holocausto judío, la propaganda antisemita perdió todo el calado que tuvo en el Reino Unido en el siglo pasado, pero pasó a ser sustituida por una nueva problemática migratoria, efecto del nuevo movimiento político de moda en la época, la descolonización.

La descolonización de las posesiones británicas en África y Asia trajeron una riada de países que obtuvieron la independencia del Reino Unido entre 1946-1980 (Jordania, India, Pakistán, Bangladesh, Palestina, el África Subsahariana, Irak..), algo que, sin embargo, conllevó no ya solo un golpe psicológico para el nacionalismo imperialista británico, que veía desaparecer a su imperio, sino a una llegada a gran escala de inmigrantes procedentes de las viejas colonias afro-asiáticas, que pasaron a poblar las grandes metrópolis británicas, creando guetos raciales por todo el país, cuyos efectos aún son visibles a día de hoy en las grandes ciudades británicas.

Inicialmente, frente a esta llegada migratoria masiva, la oposición inicial fue minoritaria y callejera. La situación, no obstante, empieza a cambiar cuando esos grupos se fusionan y empiecen a aparecer verdaderos movimientos políticos racistas y nacionalistas, cuyo caldo de cultivo y apoyo estaba, precisamente, en los barrios obreros antiguamente de población blanca que durante la descolonización pasan a ser poblados por inmigrantes afro-asiáticos (Tower Hamlets, Hackney, Haringey, Brixton, Newham..).

Toda esta amalgama de partidos radicales, sin embargo, fueron favorecidos por un ambiente enrarecido en la política institucional británica que, de alguna forma, hacía guiños hacia esas posturas. El caso más claro y polémico de todos ellos fue el de Enoch Powell, que llegó a convertirse en todo un símbolo del nacionalismo británico de postguerra.

Powell, según se recoge en el artículo “Enoch Powell. An enigma of awkward passions” publicado por The Guardian, fue uno de los políticos británicos más destacados de la posguerra y, si bien su influencia ministerial fue escasa (apenas fue nombrado Secretario del Tesoro, Secretario de Estado de Sanidad y Secretario de Estado de la Defensa de la Oposición), este político del partido conservador, que fue además profesor de la Universidad de Sydney, se destacó por su firme nacionalismo y por sus recordados discursos políticos. Quizá el más controvertido de todos ellos, fue el famoso “Discurso de Birmingham”  del 20 de abril de 1968, ofrecido con ocasión de una reunión del partido conservador, donde afirmó que;

"En 15 o 20 años, según las tendencias actuales, habrá en este país tres millones y medio de inmigrantes de la Commonwealth y sus descendientes. Esa no es mi figura. Esa es la cifra oficial dada al parlamento por el portavoz de la Oficina del Registrador General.

A medida que pasa el tiempo, la proporción de este total que son descendientes inmigrantes, aquellos nacidos en Inglaterra, que llegaron aquí exactamente por la misma ruta que el resto de nosotros, aumentará rápidamente. Ya en 1985 los nativos constituirían la mayoría. Es este hecho el que crea la extrema urgencia de la acción ahora, de ese tipo de acción que es más difícil para los políticos, acción donde las dificultades radican en el presente pero los males que se deben evitar o minimizar se encuentran a varios parlamentos por delante.

La primera pregunta natural y racional con una nación confrontada por tal perspectiva es preguntar: ¿Cómo se pueden reducir sus dimensiones? Por supuesto, no puede prevenirse por completo, puede ser limitado, teniendo en cuenta que los números son esenciales: la importancia y las consecuencias de un elemento extraño introducido en un país o población son profundamente diferentes según si ese elemento es del 1% o 10 por ciento.

Las respuestas a la pregunta simple y racional son igualmente simples y racionales: deteniendo, o prácticamente deteniendo, una mayor entrada, y promoviendo el máximo flujo de salida. Ambas respuestas son parte de la política oficial del Partido Conservador. 

....Por razones que no podían comprender, y en cumplimiento de una decisión por defecto, sobre la cual nunca fueron consultados, se encontraron extraños en su propio país.

Encontraron que sus esposas no podían obtener camas de hospital durante el parto, sus hijos no podían obtener plazas escolares, sus hogares y vecindarios cambiaron más allá del reconocimiento, sus planes y perspectivas para el futuro fueron derrotados; en el trabajo descubrieron que los empleadores dudaban en aplicar al trabajador inmigrante los estándares de disciplina y competencia requeridos para el trabajador nativo; comenzaron a escuchar, a medida que pasaba el tiempo, más y más voces que les decían que ahora eran los no deseados. 

Ahora, en todo momento, donde hay marcadas diferencias físicas, especialmente de color, la integración es difícil aunque, durante un período, no es imposible. Hay entre los inmigrantes de la Commonwealth que han venido a vivir aquí en los últimos quince años, muchos miles cuyo deseo y propósito es integrarse y cuyos pensamientos y esfuerzos se inclinan en esa dirección. Pero imaginar que tal cosa entra en la cabeza de una gran y creciente mayoría de inmigrantes y sus descendientes es una idea ridícula y peligrosa.

Hay que lamentar la campaña de las comunidades Sijs para mantener costumbres inapropiadas en Gran Bretaña. Trabajando en Gran Bretaña, particularmente en los servicios públicos, deben estar preparados para aceptar los términos y condiciones de su empleo. Reclamar derechos comunales especiales (¿o debería decirse ritos?) conduce a una fragmentación peligrosa dentro de la sociedad.

Para estos elementos peligrosos y divisivos, la legislación propuesta en el Proyecto de Ley de Relaciones Raciales es el pámpano que necesitan para florecer. Estos son los medios para demostrar que las comunidades de inmigrantes pueden organizarse para consolidar a sus miembros, agitar y hacer campaña contra sus conciudadanos, y sobrepasar y dominar al resto con las armas legales que han proporcionado los ignorantes y los mal informados. 

Mientras miro hacia adelante, como el romano, me parece ver el río Tíber espumando mucha sangre”.

La dialéctica anti-inmigración de todo el discurso y, especialmente, la parte final en la que veía un conflicto sangriento contra la inmigración (motivo por el cual fue denominado “el discurso de los ríos de sangre”), motivaron acusaciones contra su persona por llamar al odio racial, su cese político y avivó un sentimiento de esperanza en formaciones políticas anti-inmigrantes, que veían en uno de los más importantes políticos de estado del Reino Unido de la época, un firme aliado y favorecedor de su causa, siendo desde entonces considerado como uno de los “mártires” políticos del establishment.

Ese sentimiento de hostilidad a la inmigración en los partidos políticos, en representantes de la clase política dirigente del país y en muchas comunidades empobrecidas, unidas a la propaganda y la acción de los grupos y partidos políticos violentos en las calles motivó durante los años 60 y 70 una auténtica “era de conflictos raciales” saldada con numerosos disturbios raciales por todo el Reino Unido, que generaron un clima de violencia que derivó incluso en asesinatos raciales, como el ocurrido el 4 de mayo de 1978 cuando tres jóvenes, simpatizantes del National Front, asesinaron en Adler Street (Whitechapel, Este de Londres) al joven bengalí Altab Alí.

Se iniciaba así la tormentosa e histórica relación entre una parte del pueblo británico y una política migratoria que ha sido, recientemente, el motivo de confrontación más grave de la Europa actual.

Fuentes;

-“The Battle of Cable Street”. The Cable Street Group”. London, 2011.

-“The Rise and Fall of British Fascism: Sir Oswald Mosley and the British Union of Fascists”. Bret Rubin. Intersections  Volume 11, Number 2 (Autumn 2010).

-“Enoch Powell. An enigma of awkward passions”. The Guardian, 7 de febrero de 2001.

https://news.sky.com/story/fifty-years-since-enoch-powells-rivers-of-blood-speech-11338513

https://news.sky.com/story/enoch-powells-rivers-of-blood-the-speech-that-divided-a-nation-11339291

https://www.standard.co.uk/arts/architecture/new-park-life-whitechapels-altab-ali-park-6368641.html

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