sábado, 7 de noviembre de 2020

Las "islas azules" en las elecciones estadounidenses


 

Hay una serie de datos, en los que se está fijando poca gente y que, a mí, personalmente como historiador que busca en los hechos del pasado las razones del presente, me resultan interesantes en estas elecciones estadounidenses. Datos que nos ayudan a entender a las sociedades y, de paso, extraer una serie de lecciones de, cómo en función del trato histórico que das a determinados colectivos, éstos responden. No me refiero a casos conocidos y obvios como el voto en zonas afroamericanas o latinas del New York humilde (Bronx, NY, Queens, Kings...) si no a otros, más dispersos y por ello, más invisibles.

Son esas extrañas "islas" azules que podemos encontrar en el corazón rojo de determinados estados del interior y oeste de la nación, estados dominados por el republicanismo más conservador  en los que, de repente, aparecen dibujados extraños trazos de dominio demócrata arrasador. 

Me refiero a casos concretos, como North Dakota (estado profundamente republicano en el cual Trump ha ganado por más del 70% en el 99% del estado a excepción de dos islas azules, los condados aislados en un mar conservador de Rolette, al norte, y Sioux, al sur, donde los demócratas arrasan con casi el 70%), South Dakota (otro estado profundamente republicano en el cual Trump ha ganado por más del 60/ 70% en la mayoría  del estado a excepción de varias islas azules, los condados aislados en un mar conservador de Ziebach y Dewey en el norte con el 53 y casi 60% azul, Buffalo en el centro con un 64% demócrata, y en el sur los condados de Shannon, con una espectacular proporción de casi 9 a 1 demócrata y Todd con casi 8 a 2), Montana (otro estado que los republicanos se llevan con casi el 60%, a excepción de las islas azules de Glacier con un 64% azul y Blaine con más del 50% en el norte, y Big Horn con más del 50% al sur), New México (uno de los pocos casos donde ganan los demócratas con más del 50%, cubriendo numerosos condados con victorias mayoritarias azules, desde Doña Ana en el sur con un 60%, hasta Santa Fe y Taos, al norte, con casi un 80% demócrata),  o la controvertida y disputada Arizona (en situación de empate técnico al 50%, y donde sobresalen los condados azules de Coconino y Apache al norte con el 60 y casi 70% rodeados de un mar republicano, y Pima, al sur, con casi un 60% demócrata  e igualmente rodeado de un mar trumpista)

¿Quién vive allí? ¿Qué pasa allí? En historia y política, nada es casual. Son zonas donde están ubicadas las mayores y más importantes tribus y naciones nativo americanas del país, tales como los Chippewa , Crow Creek, Cheyenne, y Sioux (North  y South Dakota), los Blackfeet, Assiniboine-Nakoda, Gros Ventre-Aaniiih, y Crow (Montana), los Pueblo, Tesuque, Picuris, o Taos (New México), o los famosos  Apache y Tohono O'odham (Arizona).

Estas áreas, son herencias de las famosas "reservas indias" a donde fueron confinados los habitantes nativos en los últimos 3 siglos, y donde fueron  apartados, silenciados, marginados, olvidados y despreciados, como describo en el artículo “El exterminio de los indios” publicado en el número 175 de la revista  “Historia de España y el Mundo”.

Por supuesto, no todos los nativos votan azul. Ni todos los afroamericanos. Ni todos los hispanos. Siempre hay excepciones que confirman una regla general y mayoritaria. De hecho, históricamente, la tasa de abstencionismo de los nativos americanos en estas zonas ha sido alta, como afirma Joaquín Luna, debido “a la vida en reservas y un fatalismo histórico”, si bien éstas comunidades han sido siempre de tendencia demócrata, como afirma Ricardo Mir de Francia cuando asegura que “la gran mayoría son demócratas, el partido al que vota el grueso de su comunidad”.

Una lección importante a tener en cuenta. 


Fuentes




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