lunes, 1 de abril de 2024

Poder paranoide


 

"Los políticos viven excitadamente su carrera de ascenso al poder, pero una vez alcanzado, han de ocultar cuidadosamente lo mucho que sufren por conservarlo el mayor tiempo posible. 

Se tornan cautos y recelosos, e incluso creen ser víctimas de agresiones injustificadas y críticas malévolas, sintiéndose temerosos de cualquier maniobra o conjura para arrebatarle el poder. La elevada posición alcanzada le impedía replantearse las cosas y debía atrincherarse en el partido, aunque eso le alejase cada vez más de sí mismo. 

Tenía la sensación de existir solo en función de su partido, y del poder, a través de él, alcanzado. De hecho, cuando salía de ese ámbito, aumentaba su miedo, y si se encontraba entre gente desconocida tenía la imperiosa necesidad de gritar que él era diputado. 

El líder político no sufre la angustia del anonimato, pero el riesgo de caer desde la cima del poder puede ser mucho peor. Sucede a menudo que da por definitivamente conquistado el cargo que ostenta, y le angustia extraordinariamente la mera posibilidad de perderlo. 

Tan identificado se encuentra con el poder que está convencido de que sin ese poder, no será nadie, no podrá sobrevivir. Carente de una vida privada satisfactoria, pretende que su vida tenga siempre una proyección pública positiva. 

El político vive en permanente espectáculo, tal si fuera un actor que precisa del aplauso y del reconocimiento público. 

Percibe la realidad como un espejo que ha de devolverle una imagen positiva de sí mismo, lo que inevitablemente tienda a proporcionarle una visión distorsionada del mundo, una visión autorreferente y paranoide, tanto en sentido positivo como negativo. 

El poder es como una droga, que se anhela cuando no se tiene, pero que también hace sufrir cuando se la consume persecutoriamente". 


"La máscara de los poderosos". Enrique González Duro.

No hay comentarios: