domingo, 31 de marzo de 2019

El convulso inicio de la guerra civil en el norte de Madrid


El golpe de estado de una parte del ejército y la sociedad civil española el 18 de julio de 1936, fue una reacción político-militar inmediata contra el gobierno republicano del Frente Popular surgido de las elecciones del 16 de febrero de 1936 y del proceso de radicalización de los enfrentamientos entre las facciones políticas en esos últimos 5 meses anteriores al levantamiento militar.

Entre febrero y julio de 1936, se produce en Madrid y en toda España una radicalización de los bandos políticos, manifestación de las tensiones políticas que habían aflorado en España desde 1931 y que se extreman a partir de febrero de 1936, lo que contribuye a crear en el país un ambiente paramilitar cada vez mayor, y que termina de estallar con el doble asesinato en julio de 1936 del guardia de asalto Teniente José Castillo, y del Jefe del partido Renovación Española-Bloque Nacional y ex Ministro de Hacienda José Calvo Sotelo.

Definitivamente, el 17 de julio de 1936 por la mañana en Melilla, una guarnición militar proclama el estado de guerra que será liderado por el general Franco haciéndose cargo del ejército de África, e iniciando un levantamiento militar armado contra el gobierno de la II República española, noticia que llega a Madrid, que se verá salpicada por el intento de golpe de estado liderado en la capital por el militar Joaquín Fanjul el 19 y 20 de julio de 1936.

Lo que muy poca gente sabe es que, durante las turbulentas jornadas del 19-20 de julio de 1936, junto a los cuarteles militares de la ciudad de Madrid, el otro único lugar donde se produjeron enfrentamientos armados aquellos días de julio de cierta consideración en esta provincia española se produjeron en un pequeño pueblo de la sierra norte madrileña y éstos sucesos han pasado casi desconocidos por la mayoría de los madrileños hasta nuestros días.



Con el humo aún caliente de los combates en Madrid, Carabanchel o Getafe, se producía en silencio una conspiración militar no muy lejos de allí, en el Regimiento de Transmisiones del municipio madrileño de El Pardo (cerca de donde se ubicaba el famoso Palacio que sería residencia del General Franco durante sus muchas décadas de dictadura militar) y que, como muchos otros en aquellas jornadas de julio de 1936, se sumó en secreto al alzamiento militar sublevado contra el gobierno republicano.

Tras el fracaso de la sublevación militar en Madrid y Carabanchel en las primeras horas del día 20 de julio de 1936, los militares del Regimiento del Pardo deciden movilizarse para huir del Madrid republicano y pasarse a las filas del bando nacional, ubicado en la zona de Segovia, siendo necesario cruzar la frontera de la sierra norte madrileña.

En su apresurada huida hacia Segovia, en la madrugada del 20 al 21 de julio de 1936, sale del Pardo el Regimiento para completar su destino al mando del Coronel Carrascosa, llegando finalmente a su destino, tras superar detenciones, retrasos y paradas de milicianos en el camino, ese mismo día, unas pocas horas después todo el Regimiento.

O más bien, casi todo. Ya desde el inicio de la apresurada salida del Regimiento, varios camiones, y concretamente el último de ellos que cerraba la marcha, mandado por el Capitán Salas Gabarret y los Tenientes Bárcena de Castro y Arbex Gussí al mando de 29 soldados, empezó ya desde la salida de El Pardo a manifestar problemas y averías mecánicas.



Lo siguiente que pasó lo narra muy bien Cipriano Fernández Gordo, superviviente de esta expedición, en el “Expediente sobre el Regimiento de Transmisiones de guarnición en El Pardo” de la Causa General fechada el 19 de enero de 1940, y donde se expone;

"A las 5 de la madrugada, salió el Regimiento en dirección de Colmenar Viejo a enlazase con las fuerzas nacionales en La Granja. A modo de jefe de los mismos, el Teniente José Sánchez Aguilo, que cogió una motocicleta y se puso a servir de enlace de la expedición. Una última fuerza con el Capitán Ricardo Salas Gabarret y los Tenientes Alfredo Bárcenas y Luis Arbex tomaron el último camión.

Al tratar de salir, el motor empezó a fallar y hubo que cambiar de camión, y con esto se perdió de vista el grueso de la expedición, y lograron por fin salir en el nuevo camión. Debían de tomar a poco de iniciar la marcha, una carretera que va a dar a la que une los pueblos de Fuencarral con Colmenar Viejo, pero se equivocaron y siguieron sin tomar dicha carretera.

A unos 200 metros del debido punto de desviación, se dieron cuenta del error y dieron marcha hacia atrás. Para ganar tiempo, quisieron coger la carretera campo a traviesa, y en el campo se incendió el embrague y se tuvo que volver a por otro camión. Tomaron todos el nuevo camión y se dirigieron hacia Colmenar Viejo, donde sostuvieron fuego con unos carabineros.

Iniciada de nuevo la marcha, a unos 400 metros hubieron de parar para desarmar y detener a unos milicianos. Estando ya estos detenidos y desarmados, vino un camión lleno de milicianos, y a su aproximación dijeron los que estaban apresados “compañero, que es enemigo”.

Al llegar a Colmenar Viejo, encontraron la barrera cortada por un madero, y les hacían frente unos 60 milicianos a un lado y otro de la carretera. Tras sostener fuego con los milicianos, pudieron retirar el madero y seguir la marcha, pero esta iba ya algo truncada, porque no se habían decidido a atravesar el pueblo, y decidieron rodear por diversas carreteras la Presa de Santillana, para ganar la Sierra y tomar contacto con las fuerzas nacionales.

No supieron tomar las debidas carreteras, y al fin cogieron una que moría en la misma Presa. Al llegar a ésta y hacerse cuenta de su situación, el Capitán ordenó abandonar los vehículos y aprestarse a la defensa en un cerro que se hallaba a unos tres kilómetros de la Presa, llamado Cabecillescas.

A las 9 de la mañana del 21 de julio de 1936, la pequeña fuerza de un Capitán, tres Tenientes, un Sargento, tres cabos y diez y nueve soldados se establecieron en defensa. Cada uno con 105 cartuchos y un mosquetón. En la Presa, un Sargento de Carabineros preguntó al Teniente Sánchez Aguilo qué iban a hacer, a lo que éste respondió, “vamos a escribir una página de historia”. Antes de llegar al Cerro, fueron descubiertos por la aviación roja.

A eso de la una y media de la tarde, dieron aviso de la aproximación de gente armada, y el Capitán dio orden de que se retirasen los centinelas de vigilancia. Seguidamente empezó el combate; fueron rodeados por todas partes, siendo herido en primer lugar el Teniente Sánchez Aguilo, que seguía disparando con gran puntería.

El combate se llevaba valientemente por los del cerro, y se distinguían en valor los Tenientes Bárcena y Sánchez Aguilo, pero ante la superioridad numérica del enemigo, y la escasa cantidad de municiones propias, se ordena repliegue hacia una casa que se hallaba en la parte más alta del cerro. En constante goteo iba mermando la fuerza propia. A Las dos horas y media del inicio del combate, éste había virtualmente dado a fin.

Se había acabado la munición, quedaban en total diez hombres en pie. Los Tenientes Bárcena y Sánchez Aguilo estaban gravemente heridos. Todos los oficiales se retiraron a la casa, y aquí se aprestaron a su defensa final hasta la muerte. La casa fue rodeada y atacada por milicianos, el Capitán Salas y el Teniente Arbex salieron a la desesperada haciendo fuego, y matando murieron. Los otros dos Oficiales heridos fueron muertos dentro de la casa.

Acto seguido, los milicianos se lanzaron a la busca y captura del resto que permanecía vivo, disperso y sin munición por el cerro. Todos los prisioneros volvieron a Madrid. No fueron fusilados en el acto porque los milicianos creían estar enfrente de todo el Regimiento de Transmisiones, y al ver tan poca gente tenían empeño en saber por dónde andaba el grueso del Regimiento”.




Como vemos, los combates fortuitos que tuvieron lugar frente al Embalse de Santillana, en el Cerro de Cabeza Illescas de Manzanares el Real el día 21 de julio de 1936, aunque se quisieron revestir con un toque heroico y épico, lo cierto es que fueron fruto de una cadena de errores, infortunios y equivocaciones sin cesar desde la madrugada hasta el mediodía del día, cuando finalmente acabó la triste aventura de los militares del Pardo en las cercanías de Manzanares.

Parece ser, según afirma el investigador local manzanariego Alfonso Pozuelo, que los restos mortales de los caídos en el combate de Manzanares el Real, entre ellos los cadáveres del Capitán Salas, y del Teniente Arbex, fueron inmediatamente trasladados y sepultados en el Cementerio del municipio (actual cementerio viejo, ubicado junto al muro sur del Castillo Viejo), donde los cadáveres fueron más que posiblemente vejados y maltratados, para ser, después de la guerra, trasladados al Cementerio de El Pardo.

Los ecos de estos primeros enfrentamientos armados en Manzanares el Real llegan a la prensa de la época, que llega a confundir, dada la confusión en la veracidad de las noticias, los sucesos que han tenido lugar en Manzanares.



Un buen ejemplo de esta confusión es el artículo publicado en el diario El Sol el miércoles 22 de julio de 1936, un día después de estos hechos en Cabeza Illescas, titulado “Lucha en Manzanares el Real”, donde se afirma erróneamente;

“Después de las nueve de la noche, regresaron a Madrid las milicias que salieron esta mañana para batir a los rebeldes del Regimiento de Transmisiones del Pardo. Dicen que se apostaron en la carretera esperando el paso de los rebeldes, que pretendían unirse a los de Segovia.

Cuando llegaron a Colmenar, un sargento de Carabineros les indicó que habían marchado a Manzanares el Real. En este pueblo sobrevino el encuentro, haciéndose fuertes los rebeldes en el Castillo que existe en este pueblo. Se entabló combate desde las 10 de la mañana hasta las 6 de la tarde. Un aparato de aviación dejo caer algunas bombas.

Las milicias asaltaron el castillo, desalojando a los revoltosos, y aprisionando a los jefes. Los revoltosos han tenido 40 muertos y bastantes heridos”.

Esta noticia, falsa por los cuatro costados, se podría resumir en la frase popular “oír campanas y no saber dónde”. En efecto, los redactores del periódico se enteraron de un enfrentamiento de rebeldes del Regimiento del Pardo en la zona de Manzanares, y la calenturienta y fácil pluma de algún redactor, hizo el resto. Ni hubo combates en el Castillo (si no en el cerro mencionado), ni fueron 40 muertos del lado rebelde, sino algo menos de 20.

Es, no obstante, simbólico del estado de confusión reinante en las primeras horas del golpe de estado, con versiones encontradas, y a veces contradictorias.

Con el aplastamiento definitivo de la sublevación militar en Madrid capital y tras los intensos, pero hasta ahora bastante desconocidos sucesos vinculados con el Regimiento de El Pardo en Manzanares el Real, se producía el afianzamiento de la línea de combate a lo largo de toda la guerra civil española, que no quedaría muy lejos de éste último lugar, en los riscos pedregosos graníticos de la vecina y próxima Sierra de Guadarrama que, ya durante esos meses de verano sería testigo del eco de los duros combates que en dicha sierra tendrían lugar entre uno y otro bando por el empeño de los nacionales de, tras el fracaso del alzamiento en julio, tomar rápidamente y por el norte la capital española y acabar de un golpe certero con la sublevación militar, batalla que también fue ganada por los republicanos, que frenan el avance nacional en la sierra madrileña.

Precisamente y por su cercanía con el frente de guerra en Guadarrama, Manzanares el Real y La Pedriza fueron la sede del ejército republicano en la zona a lo largo de la guerra y fueron testigos de la presencia de la flor y nata de la dirigencia política y militar republicana. Lo que ocurrió después, de sobra conocido, fueron tres largos años de guerra en todo Madrid y España.


Fuentes;

-Hemeroteca de la Biblioteca Nacional de España.

-"Expediente sobre el Regimiento de Transmisiones de guarnición en El Pardo". 1940-1941. Archivo Histórico Nacional.

-Fiscer Lamelas, Guillermo. “Episodios del Madrid republicano”. Ediciones La Librería. Madrid, 2018.

-Saavedra, Juan José. “Historia y secretos de Manzanares el Real y La Pedriza”. Editorial Creaciones Vicent Gabrielle. Madrid, 2011.

-Pozuelo, Alfonso. “La guerra civil en Manzanares el Real”. Revista “El Real de Manzanares”, de la Asociación Cultural El Real de Manzanares. Número 50, diciembre de 2015.

-Laorden Ramos, Carlos. "Historia militar de las transmisiones. El Regimiento de El Pardo". Madrid, 1981.

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