"Hoy se ha superado esa antigua visión simplista que veía la brujería como una historia diáfana de la opresión de las mujeres por parte de los hombres a través de la violencia legal de la caza de brujas.
Han sido las mismas historiadoras feministas las que han abierto perspectivas nuevas y más matizadas, entre ellas la sugerencia de que buena parte de la historia de la magia tenía que ver con las relaciones conflictivas entre las mismas mujeres.
Mucha de esta conflictividad inter-femenina, si se puede llamar así, estaba motivada por disputas en torno a los atributos y papeles sociales tradicionalmente atribuidos a las mujeres, y en particular la maternidad. Aquí las aportaciones de Lyndal Roper, Marianne Hester y otras historiadoras (e historiadores) sensibles a la dimensión psicológica además de social de la cuestión de la brujería han sido particularmente notables.
Además la perspectiva más amplia de los estudios de género ha logrado que se preste más atención al papel específico jugado por los hombres en la práctica de la magia, un tema poco analizado en el pasado".
"Invitación al aquelarre: ¿hacia dónde va la historia de la brujería?". James S. Amelang. Edad de Oro, XXVII (2008).
"La bruja siempre se vincula con distintas alimañas y con ciertas aves de mal agüero, como lechuzas, cuervos o muerciélagos.
Como se puede observar, poco o nada poseen estas mujeres de empoderadas, rebeldes o transgesoras, como intentan mostrar las modas actuales y el pensamiento feminista, que se ha apropiado de este arquetipo y lo ha enarbolado como bandera, pues esa percepción resulta ciertamente muy atractiva e inspiradora.
Fueron, como hemos dicho, un perfecto chivo expiatorio".
"Brujas y familiares". Eva Lara Alberola.
"La caza de brujas condenó la sexualidad femenina como la fuente de todo mal, pero también fue el principal vehículo para llevar a cabo una amplia reestructuración de la vida sexual que, ajustada a la nueva disciplina capitalista del trabajo, criminalizaba cualquier actividad sexual que amenazara la procreación, la transmisión de la propiedad dentro de la familia o restara tiempo y energías al trabajo.
No puede haber duda, entonces, de que la caza de brujas fue una iniciativa política de gran importancia. La Iglesia Católica proveyó el andamiaje metafísico e ideológico para la caza de brujas e instigó la persecución de las mismas de igual manera en que previamente había instigado la persecución de los herejes.
La caza de brujas en Europa fue un ataque a la resistencia que las mujeres opusieron a la difusión de las relaciones capitalistas y al poder que habían obtenido en virtud de su sexualidad, su control sobre la reproducción y su capacidad de curar.
La caza de brujas fue, por lo tanto, una guerra contra las mujeres; fue un intento coordinado de degradarlas, demonizarlas y destruir su poder social. Al mismo tiempo, fue precisamente en las cámaras de tortura y en las hogueras en las que murieron las brujas donde se forjaron los ideales burgueses de feminidad y domesticidad".
"Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación primitiva". Silvia Federici.
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