martes, 3 de mayo de 2022

Teología y brujería


 

"Se arguye también por el canon episcopi donde se da cuenta que ciertas mujeres perversas seducidas por ilusiones y fantasías de los demonios creen que en horas de la noche andan montadas sobre ciertas bestias en compañía de Diana o Herodías.

Los juristas dudan mucho si lo que se dice de esas mujerzuelas brujas sucede en realidad o solo es ilusión de los sentidos. A penas se les puede hacer creer que de verdad esas mujeres sean transportadas por los aires y llevadas a un lugar solitario o a cualquier otro sitio, donde se reúnen con hombres y demonios.

Hay muchas cosas que en realidad no han sucedido, como que las mujeres cabalguen con Diana o Herodías, puesto que Diana no existe y Herodías está en el infierno.

De aquí viene lo que le sucede a las brujas que quedándose en un lugar sin sentido se creen transportadas por los aires y que han hecho o han experimentado cosas que nunca sucedieron en la realidad".

"Sobre la magia". Francisco de Vitoria



"También las cosas que hacen las brujas o xorguinas son tan maravillosas que no se puede dar razón de ellas por causas naturales, que algunas de ellas se untan con unos ungüentos y dicen ciertas palabras y saltan por la chimenea del hogar o por una ventana y van por el aire y en breve tiempo van a tierras muy lejos y tornan presto diciendo cosas que allá pasan. 

Otras acabándose de untar y decir aquellas palabras se caen en tierra como muertas frías y sin sentido alguno aunque las quemen o asierren no lo sienten y se levantan muy ligeramente y dicen muchas cosas de otras tierras y lugares a donde dicen que han ido. 

Otras aunque pierdan todos los otros sentidos quédales la lengua suelta y hablan maravillosos secretos de las cosas que nunca aprendieron, y de las santas escrituras dan declaraciones maravillosas  y preguntados los sabios no hallan para ellos causas naturales.

A esta nigromancia pertenece el arte que el diablo ha enseñado a las brujas o xorguinas que tienen hecho pacto con el diablo, que untándose con ciertos ungüentos y diciendo ciertas palabras van de noche por los aires y caminan lejos a tierras a hacer ciertos maleficios".

"Reprobaciones de las supersticiones y hechicerías". Pedro Ciruelo.



"Ulrich: A partir de lo anterior, esos trucos de magia pueden producirse, aunque sea en apariencia. 

Segismundo: ¿Qué es un truco? 

Ulrich: El arte de transformar la apariencia las cosas es lo que se llama truco pues según la opinión de Isidoro en el libro VIII de las Etimologías, “engaña a los ojos”. Los demonios, al engañar así los ojos, hacen parecer una cosa que es de otra forma pero que los hombres creen reales, de tal suerte que por ejemplo, una persona que ve un hombre cree que es un asno o un lobo, y sin embargo, cada uno conserva su propia forma, a pesar del hecho de que nuestros ojos son engañados, hasta el punto de deducir un juicio erróneo. Es así como Simón el Mago fascinó los ojos de Nerón y el verdugo quien, decapitando un carnero, creyó que cortaba la cabeza de Simón, siendo Nerón y él engañados por ministerio del diablo.

Ulrich: De lo anterior sabemos que, ya sea durante el sueño o la vigilia, pueden darse  representaciones de la imaginación tan fuertes que el hombre cree esencialmente ver, o hacer.  

Habéis oído también que a veces el diablo engaña los ojos y hechiza los otros sentidos del hombre, quienes imaginan ver o hacer esto o aquello.

Segismundo: Pero, ¿no es capaz el resto de los hombres de cabalgar de un lugar a otro, tanto de día como de noche? ¿Qué impide que esas mujeres lo hagan también? 

Ulrich: Desde luego, no niego que esas mujeres puedan transportarse cabalgando sobre un asno, un buey, un camello, etcétera, al igual que otros hombres y por medios naturales. Nosotros sin embargo hablamos del caso en que se transportan por medios inusuales que les permiten recorrer diez o veinte mil millas en una hora.  

Segismundo: Si no van de un lugar a otro para asistir a sus aquelarres, como dice el texto que habéis invocado, ¿cómo es que las conocen los hombres que viven en otras ciudades, si nunca las han visto? 

Ulrich: La solución se desprende de lo anterior; esas impresiones imaginarias, son representaciones de imágenes realizadas por ministerio del diablo, creyendo percibir esa sensación de presencia física.

Ulrich: Guardando el juicio de los doctores, cuya opinión es mejor que la mía y ante la cual cedo, formularé mis conclusiones. He aquí mis opiniones finales.

Primera: El diablo no puede por sí mismo, ni por ministerio de los hombres, dañar a los elementos, a los hombres y a los animales, ni puede volver al hombre impotente para generar a menos que, por razones ocultas de Dios pero nunca por juicio injusto, reciba ese poder para castigar nuestros delitos o aumentar nuestro mérito ante las tentaciones, ya sea por causa de la majestad de la gloria divina que debemos temer y cultivar, u otra causa movida por Dios que su clementísima piedad permita. 

Segunda: La segunda conclusión es que cuando Dios, por su providencia oculta o por juicio de bondad le permite al diablo la potestad de hacer daño, éste no puede extenderlo más ampliamente de lo que le fue concedido por Dios, etcétera. 

Tercera: Que, aunque el diablo pueda, permitido por la divina clemencia y para corregir la incredulidad del hombre, u otras causas enumeradas anteriormente, engañar la vista u obstruir los sentidos de los hombres de manera que los hombres creen estar lugares donde no están, o ver cosas que no son, o aparecer en otras formas, no pueden verdaderamente transformarse en animales u otras especies.  

Cuarta: Que estas mujeres malvadas no pueden recorrer muchos kilómetros de distancia en el silencio de la noche para reunirse en sus aquelarres, pues están soñando o tienen una fuerte imaginación que trabaja por la representación de especies ficticias que les ha impreso el diablo. Y de esta manera, engañadas por apariencias, creen que durante la vigilia esas cosas han ocurrido.

Quinta: Que el diablo, así como los íncubos, y los súcubos, no pueden generar niños de ningún modo, y si tales niños fueran encontrados, supondríamos que su existencia es fantástica. 

Sexta: Que solo Dios es el verdadero inspector del futuro, y que sólo Él conoce los pensamientos de los hombres; el diablo no puede realmente, por sí mismo, ni por los magos o brujos, ver y predecir el futuro, a menos que deba saberlo por la sutilidad de la naturaleza o la consideración de los astros y la disposición de los elementos, o que reciba la licencia de Dios para hacerlo. Pero se equivoca cuando hace conjeturas sobre el futuro considerando el comportamiento y la actitud de los hombres.  

Séptima conclusión: Que, aunque tales mujeres malditas no puedan en realidad efectuar tales maleficios, pueden sin embargo hacerlo por instigación del demonio, por desesperación, por miseria o por odio al vecino, o por otras tentaciones enviadas por el demonio y que no resisten, apartándose del muy pío y verdadero Dios, y entregándose al diablo a quien rinden culto y ofrecen oblaciones. Cometen apostasía y herejía, y por lo tanto tienen éxito.  

Última conclusión: Que por tales apostasías y su corrupta voluntad han renegado de Dios y se han dedicado al diablo, y es justo que estas mujeres malvadas sean castigadas con la muerte por el  derecho civil, como dice en el primer capítulo del Codex sobre la condena de brujos y magos".

"De lamiis et pithonicis mulieribus". Ulrich Molitor.

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