"Por eso fue ya un verdadero descubrimiento encontrar que, dentro del inconsciente estado de dormir, ocurren intervalos llamados “sueños” y que en ellos pueden observarse escenas considerablemente semejantes a motivos del mito.
Los mitos son relatos maravillosos y tratan inclusive sobre todas esas cosas que muy a menudo son también objetos de fe.
En el mundo de la conciencia cotidiana apenas hay nada semejante; es decir, hasta 1933, por así decirlo sólo se encontraban enfermos mentales que estuviesen en posesión de fragmentos mitológicos vivientes.
Después de esa fecha, el mundo de los héroes y los monstruos se expandió como un fuego devastador por naciones enteras, con lo que quedó demostrado que el mito y su mundo peculiar aun en los siglos de la razón y de las luces nada habían perdido de su vitalidad.
Si los conceptos metafísicos no ejercen ya fascinación hoy en día, eso no se debe ciertamente a que de algún modo falte lo originario y primitivo en el alma europea, sino única y exclusivamente a que los que hasta entonces eran símbolos no expresan ya más aquello que ahora pide la palabra desde el inconsciente, como resultado de los muchos siglos de desarrollo de la conciencia cristiana.
Es un verdadero antímimon pneúma, un “espíritu de contrahechura", de arrogancia, histeria, confusión mental, amoralidad criminal y empecinamiento doctrinario; generador de chapucería espiritual, arte de pacotilla, tartamudeos filosóficos y utopías fraudulentas, bueno todo para echar al voleo como pasto al hombre-masa de hoy. Así aparece el espíritu poscristiano".
"Aion". Carl Gustav Jung.
No hay comentarios:
Publicar un comentario