"En el transcurso de los inmensos periodos de las Edades de Hielo, el hombre no introdujo cambio fundamental alguno en su actitud hacia la naturaleza exterior.
Pero, apenas terminada la Edad de Hielo, la actitud del hombre hacia su medio ambiente, sufrió un cambio radical, preñado de consecuencias revolucionarias para la especie entera.
En cifras absolutas, el periodo transcurrido después de la Edad de Hielo es una fracción insignificante del total del tiempo que lleva el hombre.
No obstante, en la última vigésima parte de su historia, el hombre ha empezado a controlar la naturaleza o, por lo menos, ha logrado ejercer su control cooperando con ella.
La manera como se ha ido haciendo efectivo este control del hombre es a base de pasos graduales, cuyos efectos se han ido acumulando.
Pero, entre ellos, podemos distinguir algunos que se destacan como revolucionarios. La primera revolución que transformó la economía humana dio al hombre el control sobre su propio abastecimiento de alimentos.
El hombre comenzó a sembrar, a cultivar y a mejorar por selección algunas yerbas, raíces, y arbustos comestibles. Y, también, logro domesticar y unir firmemente a su persona a ciertas especies animales.
La introducción de una economía productora de alimentos afectó, como una revolución, a las vidas de todos los involucrados en ella lo bastante para reflejarse en la curva de población.
Solamente después de la primera revolución fue cuando nuestra especie comenzó realmente a multiplicarse con toda rapidez".
"Los orígenes de la civilización". V. Gordon Childe.
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