miércoles, 8 de febrero de 2023

Colonialismo y minorías privilegiadas


 

"En los países colonizados, el sistema capitalista fue objeto de una autentica transformación; los poderes, por otra parte considerables, de quienes poseían el capital se vieron extraordinariamente reforzados al combinarse con los poderes que tenía el señor o el jefe de esclavos.  

En el conjunto de los países colonizados, la alianza de los colonizadores y de la aristocracia autóctona dio origen a un sistema capitalista adulterado en el que la forma de producción capitalista se combinaba estrechamente con formas denominadas arcaicas con el fin de que los privilegiados consiguieran el mayor provecho: por una parte, el notable indígena se benefició con el hundimiento de las estructuras tradicionales al poder atribuirse unas prerrogativas de las que nunca había gozado, por otra parte, se convirtió en un capitalista.

Resultado de un acoplamiento históricamente monstruoso, los poderes de la minoría privilegiada de los países subdesarrollados son objetivamente exorbitantes en comparación con los que ejerce el capitalismo en los países desarrollados".

"Geografía del subdesarrollo". Yves Lacoste.


"Pero puede suceder que la descolonización se produzca en regiones que no han sido suficientemente sacudidas por la lucha de liberación y allí se encuentran esos mismos intelectuales hábiles, maliciosos, astutos. 

En ellos se encuentran intactas las formas de conducta y de pensamiento recogidas en el curso de su trato con la burguesía colonialista. Ayer niños mimados del colonialismo, hoy de la autoridad nacional, organizan el pillaje de los recursos nacionales. 

Despiadados, suben por combinaciones o por robos legales: importación-exportación, sociedades anónimas, juegos de bolsa, privilegios ilegales, sobre esa miseria actualmente nacional. Demandan con insistencia la nacionalización de las empresas comerciales, es decir, la reserva de los mercados y las buenas ocasiones solo para los nacionales".

"Los condenados de la tierra". Frantz Fanon.


"Como en todos los casos de adopción de una cultura, lo que se ha llamado la reacción japonesa era un conjunto de numerosas actitudes diferentes e incluso contradictorias, en cuanto a comportamientos individuales. 

De una parte, estaban los que defendían la total aceptación de todo lo extranjero, los que literalmente habían llegado a detestar su propio pasado y sus valores. 

Había sugerencias, fruto de las predominantes teorías de darwinismo social, en el sentido de que los japoneses harían bien introduciendo en sus venas sangre occidental superior, por medio de matrimonios mixtos y estas sugerencias llegaron incluso a contar con el momentáneo apoyo de hombres como Inoue e Itō. 

Se consideró esencial para el progreso japonés la modificación e incluso el abandono de su propio idioma. 

Fanáticos convertidos a los modos de vida occidentales dirigieron sus iconoclastas ataques contra todo el pasado del Japón, contra su gobierno, su arte, su literatura, su filosofía, como productos de una cultura tenebrosa y bárbara. Las formas occidentales se convirtieron para muchos en una manía absorbente".

"El imperio japonés". John Whitney Hall.

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