"Los historiadores han discutido larga y acaloradamente acerca del significado de la Restauración Meiji. La pregunta de si la Restauración debe ser considerada como una revolución es formulada, por lo general, en el contexto de la comparación con la historia europea.
Pero aunque el Japón experimentó los más drásticos cambios políticos y culturales durante los años 1860 y 1870, el marco de las acciones y de las motivaciones difería, en muchos aspectos fundamentales, de aquel en que se desarrollaron las revoluciones modernas de Europa.
En el Japón apenas existían los antagonismos sociales o las ideologías políticas que encendieron las revoluciones Francesa o Rusa. Allí no hubo multitudes en las calles, ni rodaron cabezas.
Que en los acontecimientos de la Restauración tuvieron gran importancia los factores económicos y sociales es innegable. Pero las insurrecciones campesinas, aunque habían aumentado en número y violencia, continuaron siendo hasta el fin, fenómenos locales y no políticos.
No dieron origen a lemas universales de protesta social o política. Los comerciantes, además, aunque tal vez insatisfechos a causa de su inferior posición social, habían encontrado, en general, un amplio campo para sus ambiciones económicas.
La Restauración Meiji no fue una revolución, ni burguesa ni campesina, aunque, entre los individuos que atacaron al shogunato, se encontrasen campesinos y comerciantes.
Así, aunque es posible establecer comparaciones restringidas entre el movimiento anti-Tokugawa y las primeras fases del movimiento revolucionario en Rusia, sería difícil encontrar comparaciones válidas entre la Restauración y las últimas fases de la Revolución Rusa o de la Revolución Francesa".
"El Imperio Japonés". John Whitney Hall.
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