miércoles, 20 de noviembre de 2024

La escisión de las J.O.N.S.


Las J.O.N.S. se escinden de Falange Española. El Heraldo de Madrid. 14/1/1935.

martes, 19 de noviembre de 2024

El caso de las minas de Riotinto

 


"Sabido es que España ocupa el primer lugar en la producción mundial del cobre. Su riqueza minera, que alcanza también relativa importancia en otros productos, tiene en las piritas de hierro y cobre su exponente más fértil. Más de la mitad de toda la producción mundial de estas piritas se obtiene de nuestras minas enclavadas en las provincias de Sevilla y Huelva. Esa producción española pasa de 3.000.000 de toneladas anuales.

Unas dieciocho Compañías se reparten todas las minas. De ellas, quince son extranjeras. Las tres restantes alcanzan una proporción irrisoria respecto a la totalidad de piritas extraídas. Unas 50.000 toneladas.

Según datos de 1920, el capital extranjero que había en España colocado en la industria minera del cobre era de unos 145 millones de pesetas. Lo que supone aproximadamente un quinto de todo el capital español empleado en minas.

Lógicamente cabría esperar que el hecho de poseer España en su territorio una tal riqueza en la industria del cobre, daría a la economía de nuestro país un gran impulso en cuanto se relacionase con esta materia prima y su sucedánea, el azufre.

No ocurre así, pues las Empresas extranjeras beneficiarías exportan el material bruto en su casi totalidad. De ese modo, España no obtiene ventaja alguna en cuanto a las industrias transformadoras, ni tampoco en relación con el consumo mismo del cobre. 

Parece que no llega ni al tres por ciento la cantidad de piritas que se transforman o benefician en España. El resto lo exportan las Compañías al extranjero, como materia prima para dar lugar a la obtención final del cobre y ácido sulfúrico. 

El establecimiento en España de esas industrias transformadoras y el hacer realmente de nuestro país el centro productor y exportador del cobre y sus derivados supondría un incremento de riqueza al que tenemos los españoles pleno derecho. Para mayor sarcasmo, resulta que correspondiendo al suelo español ese enorme porcentaje que hemos visto en cuanto a la producción mundial, es España quizá el país donde el cobre tiene un precio más alto. 

Es decir, que los industriales españoles que utilizan el cobre como materia prima tienen, que pagarlo a un precio mayor que en otras naciones. Y no una diferencia leve, sino casi unas 600 pesetas más por tonelada. Como si dijéramos, el tributo que se ven obligados a pagar los españoles por la desgracia de que en su territorio existan los más fecundos yacimientos de ese metal.

* * *

El caso de las minas de Ríotinto, dentro del panorama global del cobre en España, tiene relieves especiales, que obligan a poner en él atención más urgente y angustiosa. El origen de la concesión, su desarrollo, los enormes beneficios que logra, el carácter mismo de la industria extractiva, etc., etc., son detalles que han contribuido a formar aquí y fuera de aquí, en torno a Ríotinto, una atmósfera de explotación colonial irritante para la dignidad moral y para los intereses económicos de los españoles.

Las minas de Ríotinto, antes de pasar a manos de los capitalistas ingleses, pertenecían al Estado. Son bien conocidas las circunstancias en, las que el Estado procedió a su enajenación y venta. Ello fue acordado el 25 de junio de 1870, en la etapa del Gobierno provisional que rigió España después de la revolución del 68.

Según la ley minera vigente en aquella fecha, el Estado se atribuía la propiedad de "las minas de azogue de Almadén y Almadenejos; las de cobre de Ríotinto; las de plomo de Linares y Falset; las de azufre de Hellín".

En la ley de Presupuestos de 1872, se autorizaba al Gobierno para proceder a la enajenación de las minas, lo que se llevó a efecto el 29 de marzo de 1873, a las pocas semanas de haberse establecido la primera República. El importe de la venta, dada la magnitud y riqueza de los yacimientos, fue una cantidad ínfima: 93 millones de pesetas.

La concesión es, pues, una de tantas consecuencias desgraciadas que se siguieron para el país a causa de los atascos financieros y de las contiendas políticas del siglo XIX. El ejemplo clásico de los Estados agónicos: dificultades financieras vencidas al estilo del heredero manirroto e irresponsable".


"Las minas de Riotinto". Nuestra Revolución. Ramiro Ledesma Ramos.

domingo, 10 de noviembre de 2024

F. E. Semanario de la Falange.






Año 1. Número 1. Jueves, 7 de diciembre de 1933. F. E. Reproducción facsímil del Semanario de la Falange (1933-1943). Del nª 1 al nº 15. Editora Nacional, Madrid.

lunes, 21 de octubre de 2024

España y la barbarie


 

"Las edades pueden dividirse en clásicas y medias; éstas se caracterizan porque van en busca de la unidad; aquéllas son las que han encontrado esa unidad. Las edades clásicas, completas, únicamente terminan por consunción, por catástrofe, por invasión de los bárbaros. 

Roma nos presenta este proceso. Su edad media, de crecimiento, va desde Cannas a Accio; su edad clásica, de Accio a la muerte de Marco Aurelio; su decadencia, desde Cómodo a la invasión de los bárbaros. Cuando empiezan a operar en Roma los dos disolventes que habían de terminar en su destrucción, Roma estaba completa, Roma era la unidad del orbe; no le quedaba nada por hacer. 

Todo lo extremo estaba realizado, y Roma no tenía vida interior; su religión se limitaba a regular ceremonias; su moral era una moral de pueblo sobre las armas, militar, cívica; magníficos resortes para cuando se edificaba; inútiles, una vez concluida la construcción. 

Por eso el cansancio de Roma hubo de refugiarse en dos movimientos de vuelta hacia la vida interna: primero, el estoicismo de nuestro Séneca, que es todavía una actitud intelectual, sin efusión; luego, el cristianismo, que era la negación de los principios romanos; la religión de los humildes y de los perseguidos, capaz de negar al César su divinidad y aun su dignidad sacerdotal. 

El cristianismo reinó los cimientos de la Roma agitada; pero falta todavía, para que Roma acabe de desaparecer, la catástrofe, la invasión de los bárbaros.

Estamos ahora, cabalmente al fin de una edad que siguió tras la Edad Media, a la edad clásica de Roma. Destruida Roma empieza como un barbecho histórico. Luego empiezan a germinar nuevos brotes de cultura. Las raíces de la unidad van prendiendo por Europa. 

Y llega el siglo XIII, el siglo de Santo Tomás. En esta época la idea de todos es la "unidad" metafísica, la unidad en Dios; cuando se tienen estas verdades absolutas todo se explica, y el mundo entero, que en este caso es Europa, funciona según la más perfecta economía de los siglos. 

Las Universidades de París y de Salamanca razonan sobre los mismos temas en el mismo latín. El mundo se ha encontrado a sí mismo. Pronto se realizará el Imperio español, que es la unidad histórica, física, espiritual y teológico.

Hacia la tercera década del siglo XVIII empiezan las congojas, las inquietudes; la sociedad ya no cree en sí misma, ya no cree tampoco, con el vigor de antes, en ningún principio superior. Esta falta de fe, en contraste con la pesadumbre de una sociedad otra vez perfecta, impulsa a los espíritus débiles a la fuga, a la vuelta a la Naturaleza.

Juan Jacobo Rousseau representa esta negación, y porque pierde la fe de que haya verdades absolutas crea su Contrato social, donde teoriza que las cosas deben moverse, no por normas de razón, sino de voluntad. 

Surgen los economistas y empiezan a interpretar la historia por referencia a las nociones de mercancía, valor y cambio. Surge la gran industria, y con ella la transformación del artesonado en proletariado. Surge el demagogo, que encuentra dispuesta una masa proletaria reducida a la desesperación, y lo que se creyó progreso indefinido estalla en la guerra de 1914, que es la tentativa de suicidio de Europa.

La Europa de Santo Tomás era una Europa explicada por un mismo pensamiento. La Europa de 1914 trae la afirmación de que no quiere ser una. 

Producto de la guerra europea es la creación de legiones de hombres sin ocupación, después de aquella catástrofe se desmovilizan las fábricas y se convierten en enormes masas de hombres parados; la industria se encuentra desquiciada, aparece la competencia de las fábricas y se levantan las barreras aduaneras. 

En esta situación, perdida, además, toda fe en los principios eternos, ¿qué se avecina para Europa? Se avecina, sin duda, una nueva invasión de los bárbaros.

Pero hay dos tesis: la catastrófica, que ve la invasión como inevitable y da por perdido y caduco lo bueno, la que sólo confía en que tras la catástrofe empiece a germinar una nueva Edad Media, y la tesis nuestra, que aspira a tender un puente sobre la invasión de los bárbaros: a asumir, sin catástrofe intermedia, cuanto la nueva edad hubiera de tener de fecundo, y a salvar, de la edad en que vivimos, todos los valores espirituales de la civilización.

Tal es nuestra nueva tarea ante el comunismo ruso, que es nuestra amenazadora invasión bárbara".


"España y la barbarie". José Antonio Primo de Rivera.

sábado, 14 de septiembre de 2024

Prehistoria, arqueología y prejuicio


 

"La primera de la que te quiero hablar es la mujer cuyos restos reposan en el interior de la Dama de Baza, hoy en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. 

Seguro que has ido a visitarla, y si no lo has hecho, suelta el libro y vete a verla, o llévatelo y lee este capítulo allí junto a ella. 

Esta urna fue descubierta en julio de 1971 en el interior de la sepultura 155 de la necrópolis del Cerro Santuario, uno de los cementerios que daba servicio a la ciudad ibera de Basti (situada en el Cerro Cepero, a muy poca distancia de la actual Baza). 

A la excepcionalidad de su estado de conservación se sumaba otra cuestión de enorme interés: la figura de la Dama era una urna cineraria, un contenedor de los restos cremados de una persona. 

Su hallazgo provocó una peregrinación de la gente de los alrededores a la excavación arqueológica porque decían que había aparecido una virgen. 

La estatua representa a una mujer sentada en un trono alado con patas delanteras en forma de garra y con una enorme profusión de joyas (brazaletes, pendientes, collares, sortijas...), una riquísima vestimenta compuesta de un manto que la cubre de la cabeza a los pies y con unos zapatos de color rojo; quédate con este último dato porque volveré a él más adelante. 

Esta escultura es tan relevante que incluso cambió la mirada que sobre la estatuaria ibera existía hasta ese momento, ya que conserva vivos colores en toda su superficie. 

El azul era una preparación conocida como «azul egipcio»; para hacer el rojo más vivo, el de la vestimenta, se recurrió al cinabrio, y para el tono más oscuro de rojo del sillón se emplearon tierras de color ocre. 

El negro del pelo pudo conseguirse con carbón de huesos mezclado con el propio yeso, y sobre los aderezos de la frente, anillos y brazaletes se detectó una finísima lámina de estaño, que daría un aspecto metálico y los presentaría como joyas de plata. Una fantasía, vamos. 

Pero lo más impactante de todo fue la noticia de que los primeros análisis antropológicos realizados revelaban que la ocupante era una mujer de entre veinticinco y treinta años. 

Te explico: el ritual de enterramiento en la época ibera consistía en la mayoría de las ocasiones en la cremación de los cuerpos en una pira funeraria. 

Después se recogían los restos y se depositaban dentro de urnas de diferente tipología, desde vasijas de mediano tamaño hasta grandes urnas de espectacular diseño, como es el caso que nos ocupa. 

Las temperaturas que se alcanzan y el propio ritual hacen que los cuerpos no queden totalmente incinerados y convertidos en cenizas, como sucede en la actualidad, sino que en muchas ocasiones se preservan parte de los huesos más pequeños o fragmentos de otros. 

En estos casos, y con algo de fortuna, se encuentra suficiente material para conocer el sexo y la edad de la persona enterrada e incluso si presenta algún tipo de enfermedad o traumatismo. Y estos restos permitieron descubrir que pertenecían a una mujer. 

En cualquier otra sepultura, con cualquier otro ajuar, en cualquier otra disposición, la noticia de que quien estaba enterrado allí era una mujer no hubiera provocado el menor desasosiego, pero en este caso supuso una conmoción importante. ¿Por qué? Por el ajuar con el que esta mujer había sido enterrada. 

Contenía cuatro panoplias guerreras compuestas por al menos dieciséis piezas de armamento, entre las que se encontraban falcatas, lanzas y escudos, además de un conjunto cerámico excepcional en tipos y decoraciones que tenía como peculiaridad que había sido repintado exprofeso para ser depositado en la sepultura. 

El revuelo que causó se debía a que ponía en duda la asociación, hasta el momento incuestionable, entre armas y enterramientos masculinos. 

Por ello la presencia de esta mujer en la tumba fue puesta en duda desde el principio. ¿Cuál era la explicación deseada y deseable? 

Pues que era un individuo varón de alto estatus social, posiblemente un caudillo bastetano, en cuyo caso la escultura de la Dama podría ser interpretada como la divinidad protectora del fallecido. 

En otros casos en los que, aunque a regañadientes, se admitía que era una mujer, las hipótesis iban desde una sacerdotisa que detentaba un lugar especial entre los guerreros hasta una aristócrata que había sido enterrada en la tumba de su marido, o una princesa casada con un señor local. 

Ya sabes, el discurso de que si tienes un ajuar de este tipo no es por ti, es porque eres esposa de..., madre de..., hija de... En definitiva, una mujer en torno a un hombre". 


"Prehistorias de mujeres: Descubre lo que no te han contado sobre nosotras". Margarita Sánchez Romero.

lunes, 26 de agosto de 2024

El destino manifiesto

 


"It is now time for the opposition to the Annexation of Texas to cease, all further agitation of the waters of bitterness and strife, at least in connection with this question—even though it may perhaps be required of us as a necessary condition of the freedom of our institutions, that we must live on forever in a state of unpausing struggle and excitement upon some subject of party division or other.

Texas is now ours. Already, before these words are written, her Convention has undoubtedly ratified the acceptance, by her Congress, of our proffered invitation into the Union; and made the requisite changes in her already republican form of constitution to adapt it to its future federal relations.

Her star and her stripe may already be said to have taken their place in the glorious blazon of our common nationality; and the sweep of our eagle’s wing already includes within its circuit the wide extent of her fair and fertile land. 

She is no longer to us a mere geographical space—a certain combination of coast, plain, mountain, valley, forest, and stream. She is no longer to us a mere country on the map. She comes within the dear and sacred designation of Our Country; no longer a pays, she is a part of la patrie; and that which is at once a sentiment and a virtue, patriotism, already begins to thrill for her too within the national heart.

Why, were other reasoning wanting, in favor of now elevating this question of the reception of Texas into the Union, out of the lower region of our past party dissensions, up to its proper level of a high and broad nationality, it surely is to be found, found abundantly, in the manner in which other nations have undertaken to intrude themselves into it, between us and the proper parties to the case, in a spirit of hostile interference against us, for the avowed object of thwarting our policy and hampering our power, limiting our greatness and checking the fulfillment of our manifest destiny to overspread the continent allotted by Providence for the free development of our yearly multiplying millions".


"Annexation". John L. O’Sullivan.


https://teachingamericanhistory.org/document/annexation/


https://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=hvd.32044010500700&view=1up&seq=119

viernes, 16 de agosto de 2024

Imperialismo y subdesarrollo


 

"The condition for the massive development of one sector of the imperialist system—the oppressor nation—is the systematic and violent underdevelopment of the other—the colonies and neocolonies of the Third World. The wealth of one is a product of the impoverishment of the other. 

This has involved nothing less than an unparalleled looting of the labor, resources and cultures of the people of Africa, Asia and Latin America by the imperial powers. This begins with the very first expansions of early capitalism. For example, when the British entered India in force, the primitive textile industry of each country was at a similar stage of development. 

The British deliberately wrecked the Indian textile industry to force India to import British textiles. Vast amounts of Indian feudal wealth were stolen in order to provide what Marx called the “primitive accumulation of capital” in England. Indian food agriculture was destroyed to make way for cash crops and raw materials needed for British industry. 

By the late 18th century, the result was the first mass famine in India. In England, the imperialists justified their rule as necessary to care for the “backward and ignorant” Indians. 

Rudyard Kipling and other imperial writers built elaborate justifications for British Empire which rallied generations of English people. In Cuba, when the people lived under US neocolonial control, the entire life of the island was based on the sugar plantation system.

People worked three months and spent nine months unemployed. No other industries were allowed to develop. This gave the sugar companies a ready supply of cheap labor, since the alternative for the Cuban worker was no work at all. 

The most modern form of forced underdevelopment can be seen in the workings of the multinational corporations in the Third World".


"Prairie Fire: The Politics Of Revolutionary Anti-Imperialism". The Weather Underground.