domingo, 1 de mayo de 2022

El dualismo cátaro


 

"Que la gente instruida lean pues (las Escrituras) y, sin ninguna duda se convencerán de que existe un dios maligno -señor y creador- que es la fuente y la causa de todos los males de los que hemos hablado. De no ser así: les sería necesario confesar que es el verdadero Dios él mismo -aquel que es la luz, que es el bueno y santo; aquel que es la fuente viva y el origen de toda dulzura, de toda suavidad y de toda justicia- el que sería la causa y el principio de toda iniquidad y de toda malicia, de toda amargura y de toda injusticia; y que todo lo que está opuesto a este Dios, al ser su contrario, procedería, en realidad, de él solo: lo cual ningún sabio hará la tontería de sostener".


"Quisiera hacer ver claramente por las Escrituras, que existe otro dios o señor que es creador y "factor" aparte de aquel a cuya fidelidad recomiendan sus almas aquellos que sufren haciendo el Bien. Tanto más claramente cuanto que lo miraré desde el punto de vista de nuestros adversarios, respetando la confianza que tienen en las Antiguas Escrituras. Declaran en efecto, públicamente, que este Señor es el Creador o el Autor que ha creado y hecho las cosas visibles de este mundo, a saber: el cielo, la tierra y el mar, los hombres y las bestias, los pájaros y todos los reptiles.

Debemos considerar aquí, que nadie en este mundo puede mostrarnos a este Dios malo de una manera visible y temporal (como tampoco, por cierto al Dios bueno), pero que es por el efecto por lo que se conoce la causa. Por ello hay que suponer que no se puede demostrar la existencia de un dios o Creador malo sino por sus obras malas y sus palabras llenas de inconstancia. Así digo que no es el verdadero creador quien ha hecho y organizado las cosas visibles de este mundo. Y lo voy a probar por sus actos malignos y sus palabras mentirosas, si es cierto que las obras y las palabras narradas por las Antiguas Escrituras han sido hechas y dichas por él en el Tiempo, material y realmente como nuestros adversarios afirman sin la menor vacilación. 

Nosotros sentimos por esas obras un indecible horror: consisten, en efecto, en cometer adulterio, en robar el bien de otro, en maldecir lo que es santo, en consentir la mentira, en dar su palabra con juramento o sin él y no mantenerla. He aquí todas las cosas abominables que han sido hechas por el Dios en cuestión en este mundo temporal y de una manera visible y concreta, si lo miramos desde el punto de vista adoptado por nuestros adversarios para interpretar las Antiguas Escrituras. Creen, en efecto, que estas Escrituras hablan de la creación de este mundo y de las obras que han sido hechas en el tiempo, materialmente y visiblemente. Y están bien obligados a creerlo aquellos que piensan que sólo hay un principio principial. Lo mostraré, de forma evidente, por las escrituras mismas interpretadas según la fe".


"Puesto que Dios no es poderoso en el mal, ya que no tiene poder para hacer aparecer el mal, debemos creer firmemente que hay otro principio que es poderoso en el mal. De él provienen todos los males que han sido, que son y que serán.

Basándose en semejantes testimonios los sabios consideran cosa imposible que este Poderoso, así como su poder o fuerza haya sido creado -esencial y directamente- por el Señor verdadero Dios, puesto que obra cada día muy malignamente contra él, y porque este Dios, el nuestro, se esfuerza vigorosamente por combatirlo. Lo que no haría el verdadero Dios, si el mal procediese de él, en todas sus disposiciones, como los sostienen casi todos nuestros adversarios".


"Si Dios no quiere todos los males, si no quiere ni mentir ni destruirse a sí mismo, sin duda alguna no lo puede. Ya que Dios en su unidad lo que no quiere, no puede. Y, en este sentido, hay que decir que el poder de pecar y de hacer el mal no pertenecen al verdadero Señor Dios. La razón es que: todo lo que se ha pensado como atributo de Dios es Dios mismo, porque él no está compuesto y no comporta en manera alguna "accidentes" como saben los doctos. En consecuencia, es necesario que Dios y su voluntad sean una misma cosa.

El Dios bueno no puede por tanto mentir, ni cometer todas las maldades si no lo quiere, porque este verdadero Dios no puede hacer lo que no quiere, puesto que -lo repito- él mismo y su voluntad son una misma cosa".


"En honor del Padre muy santo he querido comenzar mi exposición concerniente a los dos principios, refutando en primer lugar la teoría del principio único, aún cuando eso vaya en oposición de lo que piensan casi todos los espíritus religiosos. Yo establezco lo que sigue: O bien, sólo hay un principio principal (principium principale) o hay más de uno. Si no hay más que uno, y no varios, como lo sostienen los ignorantes, es necesario que sea bueno o malo. Pero no sabría ser malo, ya que si fuera tal, no procederían de él más que males y no bienes".


"El libro de los dos principios". Anónimo.

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