"La sal no la pueden perdonar (las brujas), porque la sal tiene gracia contra la magia de las brujas. Tiene que ir donde les digas, porque la sal tiene gracia para descubrirlas".
"Cultura popular en la Sierra de Segura". José Luis Garrido González. José Luis Garrido Sánchez.
"La gran importancia atribuida a la sal condujo a considerarla con poderes sobrenaturales, y ha sido ampliamente empleada en procedimientos mágicos. Su función principal estaba relacionada con apartar la influencia del espíritu maligno.
La sal detestada por los demonios es casi un pensamiento universal, la única excepción que comenta Jones, está en el folklore húngaro donde por el contrario los seres malvados son aficionados a ella. La sal no estaba presente en los banquetes del diablo y de las brujas. Ha sido uno de los productos encantadores contra el poder del diablo, de magos, de brujas, del mal de ojo, y en general de las influencias negativas.
También protegerá a los campos de las malas influencias. Y se usó para prevenir las almas del muerto en el más allá devolviéndole a la tierra y asegurándole la paz en el purgatorio".
"La sal. ¿mito o superstición?". Manuel Ángel Charro Gorgojo.
"También las hechiceras pretendían averiguar el amor de otra persona echando sal en la lumbre de un alambique a la vez que se conjuraba a Satanás para que lo manifestara".
"Brujos y hechiceros: dos actitudes". Luis Coronas Tejada.
"La sal ha sido, en todos los tiempos, considerada como sagrada. Entre los romanos era de mal presagio para el que daba una comida si algún convidado se dormía antes que se hubiesen retirado los saleros.
Los primeros cristianos empleaban y aún emplean la sal en algunas de sus ceremonias religiosas, como el bautismo, siendo símbolo de sabiduría. Muchas personas consideran como anuncio de una gran desgracia cuando, por casualidad, se derrama un salero sobre el mantel.
Para conjurar este mal efecto, se toma con la punta del cuchillo un poco de la sal derramada y se lanza hacia atrás, por cima del hombro derecho, diciendo: Satán, toma tu parte y vete.
Y dicho esto, huye el diablo, y ya nada hay que temer".
"La gallina negra. Escuela de sortilegios. Libro de San Cipriano". Jonás Sufurino.
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