"¿Pero, qué había detrás de tantas muertes de niños, especialmente en este periodo?
Era un medio de control de la población ejercido consciente o involuntariamente. Algunas veces, las madres ingerían más (vino para mantenerse calientes) de lo debido, se tumbaban en la cama borrachas con sus hijos y, sin quererlo, los asfixiaban.
Se dormían cerca de sus bebés y, de no ser por sus maridos, que las despertaban violentamente, los podían asfixiar porque ponían su hombro cubriendo la boca del bebé. Éste era uno de los métodos más ampliamente usados para matar a los hijos que, por cualquier razón, no eran deseados. Por las mañanas, los niños eran encontrados con manchas púrpuras y moretones, y con sangre en la boca, nariz y oídos.
Los juicios revelaron datos indicando que las brujas ibéricas, especialmente aquellas que vivían cerca de viñedos, bebían vino. En sus noches de vuelo y después de matar al joven, viajaban rápido a los sótanos y bodegas de las casas.
Otra razón para explicar el elevado número de infanticidios se relaciona con el abuso a las mujeres sufrido a manos de sus maridos. Algunas, en venganza, dejaban de amamantar a sus hijos. En otros casos, las palizas y el ánimo de la madre influenciaban la calidad de su leche. Las madres, también a veces, trataban de deshacerse de niños no deseados fruto de violaciones.
En otras ocasiones, niños mayores vengativos fabricaban alegaciones contra sus madres, acusándolas de brujería. Mientras crecían, esos niños habían sido maltratados por sus madres y, en represalia, acudían a la Inquisición para librarse de ellas.
Otros factores incluyen el clima, las enfermedades y el alto costo de mantener un hijo, responsabilidad que caía especialmente en las madres y que resultaba en una pesada carga que no todas querían o podían asumir".
"Catalina Mateo. Retrato de una bruja en la Castilla del S. XVI". María Jesús Zamora Calvo. En "Women, Witchcraft, and the Inquisition in Spain and the New World", ed. María Jesús Zamora Calvo.
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