sábado, 14 de mayo de 2022

La amenaza de las sanadoras


 

"La Iglesia concebía la persecución de las sanadoras campesinas como un combate contra la magia y no contra la medicina. Se creía que el demonio realmente poseía poderes terrenales y el ejercicio de ese poder por unas campesinas – ya fuera con fines benéficos o maléficos – aterrorizaba a la Iglesia y al Estado. Cuanto mayor fuera la capacidad satánica de los campesinos para resolver sus propios problemas, menos dependerían de Dios y de la Iglesia y mayor seria el riesgo potencial de que emplearan esas facultades para oponerse a la ley de Dios. 

En efecto, se consideraba que los hechizos eran al menos tan eficaces como las oraciones para sanar a los enfermos, pero mientras que éstas últimas estaban sometidas al beneplácito y control de la Iglesia, los hechizos y magias escapaban a ellos. Por tanto, las curas mágicas, aun cuando dieran resultado, constituían una interferencia perversa contra la voluntad divina y debían su éxito a la intervención del demonio. 

La propia curación aparecía como un hecho maligno. La distinción entre curaciones divinas y diabólicas no constituía ningún problema, pues evidentemente el Señor actuaría a través de los curas y médicos y no por mediación de mujeres campesinas.

Las mujeres sabias, o brujas, poseían multitud de remedios experimentados durante años y años de uso. Muchos de los preparados de hierbas curativas descubiertos por ellas continúan utilizándose en la farmacología moderna. Las brujas disponían de analgésicos, digestivos y tranquilizantes. Empleaban el cornezuelo (ergotina) contra los dolores del parto, en una época en que la Iglesia aun los consideraba un castigo de Dios por el pecado original de Eva. 

Los principales preparados que se emplean actualmente para acelerar las contracciones y prevenir hemorragia después del parto son derivados del cornezuelo. Las brujas y sanadoras empleaban la belladona – todavía utilizada como antiespasmódico en la actualidad – para inhibir las contracciones uterinas cuando existía riesgo de que se produjera un aborto espontáneo.

Existen indicios de que la digitalina – un fármaco todavía muy importante en eltratamiento de las afecciones cardiacas – fue descubierta por una bruja inglesa. Sin duda, otros muchos remedios empleados por las brujas eran en cambio pura magia y debían se eficacia – cuando la tenia – a un efecto de sugestión. 

Los métodos utilizados por las brujas sanadoras representaban una amenaza tan grande (al menos para la Iglesia católica y en menor medida también par la protestante) como los resultados que aquellas obtenían, porque en efecto, las brujas eran personas empíricas: confiaban mas en sus sentidos que en la fe o en la doctrina; creían en la experimentación, y en la relación entre causa y efecto. No tenían una actitud religiosa pasiva, sino activamente indagadora.

Confiaban en su propia capacidad para encontrar formas de actuar sobre las enfermedades, los embarazos y los partos, ya fuera mediante medicamentos o con prácticas mágicas. En resumen, su <magia> era la ciencia de su época".


"Brujas, parteras y enfermeras. Una historia de sanadoras". Barbara Ehrenreich y Deirdre English.

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