"Los historiadores han reconocido que los procesos psicológicos pueden tener efectos somáticos. Joseph Klaits menciona cómo creer en la capacidad de la bruja para hacer el mal pueda darla poderes reales a través de síntomas inducidos psicosomáticamente, mientras Robin Briggs habla de cómo las expresiones de animadversión pueden tener poderes genuinos.
Este efecto está relacionado con las explicaciones sociales de la brujería como una de las formas en las que la gente proyecta su propio odio o culpa en la figura de un chivo expiatorio.
Está claro que los factores psicológicos tienen una amplia y penetrante influencia en la salud, causando desordenes y contribuyendo a una amplia gama de otros. Las estimaciones recientes de proporciones de enfermedades con una significativa raíz psicológica ascienden al 90 por ciento.
Los problemas psicológicos no solo hacen creer a la gente que está enferma, es que realmente les hace enfermar. A veces, las enfermedades son expresiones simbólicas de esos problemas psicológicos, pero más a menudo son manifestaciones del efecto del estrés.
Además, está igualmente claro que las relaciones interpersonales pueden ser una importante fuente de estrés psicológico. Numerosos estudios modernos señalan la correlación entre las disrupciones en las relaciones sociales y los problemas psicológicos.
Los desencadenantes emocionales del estrés estimulados por la influencia social son muchos y variados. El miedo es el más obvio en conexión con la brujería, pero no es de ninguna manera el único estado psicológico que causa estrés. Otros sentimientos menos señalados, como la ansiedad, la ira, la soledad, la depresión, el abatimiento, el resentimiento y la frustración han sido relacionados con el incremento de la susceptibilidad en desordenes relacionados con el estrés.
Una persona no necesita creer en la magia o temer a la brujería para estar físicamente afectado por la hostilidad de otra persona. Por el contrario, el miedo a la magia maléfica refleja el hecho de que cualquier emoción negativa provocada por la acción o la actitud de otra persona puede causar o contribuir una serie de desordenes físicos.
Tanto las proyecciones de hostilidad como influir daño, pueden ser llevados a cabo no solo por métodos físicos, como el envenenamiento, sino también y más centralmente, a través de métodos psicológicos. Estos métodos psicológicos incluyen métodos tanto explícitos como subliminales formas de comunicación (verbalizaciones, lenguaje corporal o acciones simbólicas), que pueden causar o contribuir a gran variedad de dolencias, desde somatizaciones simbólicas, desordenes psicofísicos hasta puras enfermedades orgánicas".
"The Realities of Witchcraft and Popular Magic in Early Modern Europe: Culture, Cognition, and Everyday Life". Edward Bever.
"Cuando se examina el periodo en su totalidad resulta claro, una vez más, que todas estas formas de contacto con lo demoníaco resultaban ser bastante excepcionales. La persona normal, representativa de la época moderna, no era una bruja, ni estaba obsesionada o poseída por el diablo.
La gran mayoría de los individuos que entraron en contacto con demonios lo hicieron a través de un medio diferente; sus propios sueños. Esto nos conduce a un terreno historiográfico muy difícil. Se sabe muy poco de la vida onírica en el pasado, tanto en su dimensión individual como en la colectiva.
Los sueños han desempeñado desde hace mucho tiempo, por supuesto, un papel central en las explicaciones del fenómeno de la brujería, empezando por la antigüedad clásica. Esto se debió en parte a que la adivinación del futuro a través de los sueños fue una práctica común vinculada a la magia.
Los sueños, finalmente, ofrecen la posibilidad de enfocar de un modo interesante, y aun único, muchas de las creencias y prácticas asociadas con las brujas".
"Durmiendo con el enemigo: el diablo en los sueños". James Amelang, en "El Diablo en la edad moderna", ed. María Tausiet y James Amelang.
"El cabo suelto en cuestión es aquel que presenta la bruja y quienes van con ella como manifestaciones del Doble equivalente. El Doble pudiera definirse como el alter ego original, literalmente el otro yo. Según Claude Lecouteux, el Doble espiritual se ha manifestado en la tradición occidental bajo múltiples representaciones; las brujas, las hadas, los revenants o almas en pena, los hombres lobo, los vampiros, las pesadillas…
Pero, ¿cómo podemos definirlo? El Doble espiritual pudiera definirse como una de las partes del yo que puede salir del cuerpo durante un periodo de tiempo determinado, esa parte del yo que hace posible los sueños lúcidos y que experimenta episodios de trance que otrora pudiéramos considerar propios del chamanismo.
El Doble es la parte de nosotros mismos que puede acceder al Otro Mundo, la parte que no está limitada por la prisión del cuerpo. El Doble es nuestra otredad".
"Vienen de noche. Estudio sobre las brujas y la otredad". Julia Carreras Tort.
"La idea de acceder repentinamente a un Más Allá, identificado con el reino de los muertos, formaba parte de una antiquísima tradición atestiguada a lo largo de épocas muy diversas y en lugares muy alejados entre sí.
Por lo general, los viajes del alma tenían lugar cuando el cuerpo se hundía en un sueño propicio. Entonces el espíritu podía desprenderse de su soporte material durante un tiempo determinado, para después volver cargado de saber y, a veces, incluso, de riquezas. Se trataba, por tanto, de una fantasía a la que desde antiguo se atribuía un carácter benéfico y de gran provecho para la comunidad. La forma más habitual de representar el traslado hasta el lugar de destino era el vuelo.
Con el tiempo, al igual que ocurriera con la imagen del demonio, la Iglesia acabó asociando la fantasía del vuelo nocturno, que en origen poseía un sentido positivo, con las fuerzas del Mal a las que había que mantener bajo control, ya que unas experiencias de tal cariz podían suponer una forma de competencia espiritual peligrosa.
La realidad y el sueño aparecen mezclados de forma indisoluble en los procesos por brujería. A través de las acusaciones presentadas por los testigos ante el juez se manifestaban no solo ya creencias o interpretaciones personales en relación con los hechos narrados sino que, con frecuencia, en medio de unas declaraciones supuestamente objetivas, algunos relatores incluían imágenes oníricas o incluso ensoñaciones detalladas.
Son numerosos los testimonios de dichos combates psíquicos nocturnos, que casi siempre se mantenían contra la persona sobre la que recaían todas las acusaciones en una determinada localidad.
Muchos de los fenómenos nocturnos de carácter angustioso, tanto los referidos a los sueños como a las visiones producidas en estado de vigilia, han sido estudiados. Hoy se halla comúnmente aceptado que existen dos tipos de sueños que, en el hombre, se alternan aproximadamente cada cien minutos: el sueño ortodoxo que ocupa el 80% de la noche y el sueño paradójico que ocupa el 20%. Según las investigaciones de William Dement y Nathaniel Kleitman, la mayor parte de los sucesos oníricos que en nuestros procesos se atribuían a la acción de las brujas, surgen del sueño ortodoxo al comienzo de la noche, lo que coincide con los horarios citados por los testigos.
Por lo que respecta a las visiones en estado de vigilia, pueden dividirse teóricamente en alucinaciones, ilusiones, y visiones".
"Ponzoña en los ojos. Brujería y superstición en Aragón en el siglo XVI". María Tausiet.
"Se pensaba que las brujas eran destructoras envidiosas de todo lo bueno, marchitando la fertilidad en el mundo natural y humano debido a la acerba envidia que sentían. Pero éstas eran, por supuesto, las creencias sobre las brujas, no la verdadera dinámica emocional de los propios procesos.
En el mundo de espejos de las acusaciones por brujería, las constelaciones emocionales eran en la práctica a la inversa. Lo que sucedía no era que la mujer vieja sintiera envidia y a continuación destruyera el ganado y las cosechas de sus vecinos o provocara la muerte de sus hijos: sus vecinos temían más bien los ataques envidiosos, identificaban a la bruja como la causa de desgracias y entonces empujaban a esa persona a su muerte.
La agresión asesina no se originaba en la propia bruja, sino en aquellos que la acusaban. No era la envidia, sino la identificación de otra persona como envidiosa, lo que suministró el combustible emocional de la obsesión por la brujería.
Las ideas de Klein sobre la envidia pueden ayudarnos también a entender la psicología de los acusadores en los procesos de brujería, cuyas fantasías sobre la brujería resultaron ser claves, en fin de cuentas, para la dinámica de la persecución".
"Envidia". Lyndal Roper, en "Accidentes del alma, las emociones en la Edad Moderna", ed. María Tausiet y James Amelang.
"También la bruja era vista como una traidora dentro de la comunidad, blasfemando contra la cristiandad al insultar a la cruz y a la sagrada forma, haciendo el mal a sus vecinos, comiendo niños u ocupándose en orgías sexuales con los demonios. Con estos personajes, de nuevo se ha sugerido que la gente proyectaba sus temibles e inconfesables deseos en la bruja. Durante el siglo XVI, en muchas partes de Europa se agudizaron las persecuciones por brujería.
Una pregunta difícil para el historiador es, en qué medida el odio y el temor a las brujas fue espontaneo, o si por el contrario fue provocado por el clero con la intención de convertir al pueblo común en cazadores de brujas.
Es probable, aunque esta afirmación sea difícil de probar, que el estereotipo de la vieja mujer con poderes sobrenaturales, fuese una creencia popular que hundía sus raíces en la Edad Media e incluso antes, mientras que el estereotipo de la bruja como una blasfema, hereje y aliada del diablo fue una creencia sólo gradualmente aceptada por el pueblo.
El odio a los marginados era tan común, que uno desea saber si el pueblo era lo que los psicólogos denominan personalidades autoritarias, que combinan el sometimiento a las autoridades establecidas, con la agresividad hacia las personas ajenas a su propio grupo.
Esta actitud de desconfianza hacia todo aquello que era extraño a un pequeño círculo de familiares y amigos, coincidía con la visión del mundo como un lugar de bienes limitados, donde nadie podía prosperar si no se aprovechaba de los demás.
El resultado de estas concepciones fue la difusión de la envidia, el mal del ojo y el miedo a ser envidiados. Se creía que las brujas tenían el poder de hacer que sus vacas diesen más leche robando la de sus vecinos, utilizando medios sobrenaturales. Había diversos hechizos para proteger a los animales de una granja, dirigiendo el mal hacia otros.
Es como si la gente creyese que el sistema no podía ser cambiado, excepción hecha del lugar que cada individuo ocupaba dentro de él".
"La cultura popular en la Edad Moderna". Peter Burke.
"Un enfoque similar puede ayudarnos a comprender una conocida serie de visiones menos ortodoxas, las visiones del sabbath.
Como ya se sabe, en la Europa de comienzos de la era moderna hubo muchos procesos en los que las acusadas confesaron haber volado en fiestas y danzas nocturnas, presididas por el diablo. La interpretación de esas confesiones era y sigue siendo controvertida.
Los autores tratados sobre la brujería discutían con detalles eruditos si las brujas iban a sus sabbaths en cuerpo o en espíritu. Se sugirió que lo soñaban. El problema de esta propuesta es que personas distintas soñaban lo mismo, lo que parecía contrario a la experiencia. Los antropólogos han respondido.
El sueño del sabbath, si era un sueño, no era más estereotipado que el de los muchachos ojibwa. Si el notorio ungüento que, al parecer, usaban las brujas contenía narcóticos, como se ha apuntado en más de una ocasión, esto explicaría cómo las supuestas brujas soñaban que volaban.
Por supuesto, es perfectamente posible, e incluso probable, que las acusadas inventaran sus sueños durante el interrogatorio, o los interpretaran como ellas creían que querían los inquisidores".
"Formas de historia cultural". Peter Burke.
"El análisis de la caza de brujas en la Europa de los siglos XVI-XVII, después de la Reforma, contribuye a nuestro estudio general al demostrar que, cuando profundizamos en las historias de pactos demoníacos y poderes extraños, encontramos vecinos que discuten por recursos y personas acomodadas que acusan a otros menos favorecidos que exhiben actitudes polémicas y reivindicativas.
La vía de las habladurías locales reforzó estas acusaciones, convirtiéndolas en rumores extensos que influyeron en los jurados a la hora de dictar acusaciones y ejecutar a la gente.
Y así, las acusaciones de brujería son a veces proyecciones psicológicas contra otros, sobre todo contra personas a las que se guarda rencor o resentimiento por una negativa o un rechazo".
"Brujería, hechicería, rumores y habladurías". Pamela Stewart y Andrew Strathern.
"Así pues, el hombre posee Dobles, las más de las veces dos; uno, material y físico, tiene el poder de tomar aspecto de animal o de conservar su forma humana, el otro, espiritual y psíquico también capaz de metamorfosis, pero que aparece sobre todo en los sueños.
Estos Dobles tienen la facultad de ir al más allá o a cualquier lugar de este mundo, en una u otra de sus formas, en cuanto el cuerpo se ha dormido, se ha sumido en trance o ha caído en catalepsia.
Pesadilla y cambio de forma tienen que ver también con la esfera de los vivos, y se atribuyen a las brujas.
Los viajes del Doble, al más allá, a la morada de los antepasados difuntos o a la de los espíritus y los dioses, se ven secularizados, diabolizados y dan el vuelo nocturno de las mujeres maléficas, las que parten de noche por los aires tras Diana y Herodías.
El Doble es independiente en cuanto el cuerpo descansa, y parte a dedicarse a sus ocupaciones o a realizar los deseos de su poseedor; ¡esa es la explicación de las peregrinaciones nocturnas y diurnas de brujas y magos, de los viajes extáticos de santos y místicos!".
"Hadas, brujas y hombres lobo en la Edad Media. Historia del Doble". Claude Lecouteux.
"Este enigmático trasfondo, que desde tiempos insondables puebla la oscuridad nocturna de las selvas vírgenes con sus figuras cambiantes y sin embargo parecidas, se nos antoja al principio como un reflejo distorsionado de la vida diurna, que se repitiera de noche en forma onírica y suscitando miedo; son los revenants, los espíritus de los muertos, imágenes del recuerdo que escapan de las mazmorras del pasado.
La igualdad ante la ley sigue siendo una valiosa conquista, Y todo lo malo y lo inferior que no queremos ver en nosotros lo vemos con certeza en el otro, eso que nos sentimos obligados a criticarle y a combatirle, cuando lo que de hecho ha ocurrido es que un alma inferior ha emigrado del uno al otro.
El mundo sigue estando lleno de bestias negras y de chivos expiatorios, del mismo modo que antes estaba poblado por brujas y ogros".
"Civilización en transición". Carl Jung.
"El fin de una ideología se convierte así en el principio de otra. Donde termina la herejía religiosa, empieza la herejía psiquiátrica.
Donde termina la persecución de la bruja, empieza la persecución del loco. De modo parecido, la opinión que considera que la enfermedad mental no es tal enfermedad y que el manicomio es una prisión más que un hospital, no es descubrimiento mío, se trata sencillamente de una nueva articulación de intuiciones y conocimientos hace tiempo a disposición de los hombres, tanto dentro como fuera de la medicina.
La persecución de las brujas y de los locos es la expresión de la intolerancia social y una búsqueda de víctimas propiciatorias".
"La fabricación de la locura". Thomas Szasz.
"La enfermedad mental desempeña en el mundo moderno la misma función que las brujas desempeñaron en la Edad Media y parte de la Moderna, dicen algunos autores. Es decir, que ambas tienen la misma equivalencia e implicaciones que en las edades citadas y la actual.
El gran historiador de la medicina Henry Sigerist ha dicho que la psiquiatría moderna nació, como disciplina médica, del cambio de actitud con respecto a la brujería.
Traducido a la realidad quiere decir que las pobres gentes tomadas antes por brujas y perseguidas como herejes, ahora son tomadas por locas. Sigerist lo interpreta diciendo que las personas que antes caían en la brujería después fueron consideradas como herejes.
Szasz lo formula de un modo distinto, asegurando que la transformación de una ideología religiosa en una ideología científica determinó que la medicina reemplazase a la teología y los alienistas a los inquisidores.
La bruja no necesitaba ser loca. En la mayoría de los casos se trataba de neuróticas, histéricas, deprimidas, personalidades psicopáticas y algunas débiles mentales.
Probablemente habría alguna que otra de las que hoy diagnosticaríamos como esquizofrénicas, pero constituyó la minoría de aquel ejército.".
"Cómo se fabrican las brujas". J. López Ibor.
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