"Una explicación más seria ha contemplado al valido como respuesta a una crisis de crecimiento del gobierno.
La creciente complejidad del estado que, con la expansión de sus esferas de intervención, estaba desbordando los métodos personales de gobierno, había acumulado una carga demasiado pesada para un solo hombre, y especialmente para un príncipe educado para la corte, no para el despacho.
Al mismo tiempo, el creciente énfasis en la majestad de la monarquía hizo que pareciera inapropiado para el rey que se implicara en las minucias del detalle administrativo, despachando negocios y tratando con el vulgo cazador de cargos.
El valido surgió, pues, en un momento determinado en el desarrollo de la administración central".
"El contexto institucional de la aparición del ministro-favorito". I.A.A. Thompson.
"Lerma, de hecho, había conseguido ocupar una posición en el Estado que no había tenido paralelo desde la época de Álvaro de Luna.
Más que un primer ministro, era oficialmente el privado o valido, el favorito del rey y el primero de una lista de favoritos que gobernarían España durante el siglo XVII.
Resultaba difícil para los españoles, acostumbrados a los hábitos de Felipe II, adaptarse rápidamente a un sistema en el que el rey se limitaba a reinar mientras que el favorito gobernaba. Con el tiempo, sin embargo, el privado llegó a convertirse en un personaje aceptado dentro de la vida del país.
Esta ascensión del privado a una posición consolidada dentro del Gobierno era en parte resultado de las características personales de los sucesores de Felipe II, hombres que carecían de la capacidad y la diligencia suficientes para gobernar por sí mismos.
Pero también reflejaba la creciente complejidad del Gobierno, que hacía cada vez más necesario tener un ministro omnipotente, capaz de tomar una decisión de entre el montón de consultas que se amontonaban sobre la mesa de despacho del rey".
"La España imperial". J.H. Elliott.
"Es cierto que el nombramiento de validos fue, en parte, el sistema mediante el cual los últimos Austrias, huérfanos del talento y de la voluntad necesarios para el gobierno personal, trataban de desentenderse de los problemas de gobierno. Pero era algo más que eso.
Era una forma de adaptarse a las circunstancias, pues la carga que suponía gobernar España y su vasto imperio era ya demasiado pesada como para que pudiera soportarla un solo hombre.
Había llegado el momento de que el rey compartiera su carga y delegara una parte del poder".
"Los Austrias". John Lynch.
"Fácil es comprender que la continua contestación a las consultas de cada consejo y el reenvío al secretario del consejo o al órgano o autoridad unipersonal a quien compitiera la ejecución de la resolución real sobre el tema tratado en cada consulta implicaba un trabajo pesado, constante y minucioso.
Pero, por difícil que fuese la tarea, era imprescindible unificar en un centro de decisión toda la ingente información y todas las demandas de resolución emanadas desde los consejos.
¿Ha de ser necesariamente el rey ese foco convergente y ese único polo de decisión que permite recomponer la unidad partiendo de la pluralidad inherente al régimen polisinodial?
A juicio de Vicens Vives, la potenciación de los secretarios de estado y el supremo y peligroso recurso de un Ministro universal y omnipotente, el Valido, fueron otros tantos remedios que se pusieron a la situación descrita".
"Los validos en la monarquía española del siglo XVII". Francisco Tomás y Valiente.
"La decadencia política puede precisarse y fecharse. Los reyes son unos pobres hombres.
Entre los favoritos, si Olivares, con su pasión de mundo, tiene alguna grandeza, la mayoría está compuesta por mediocres intrigantes.
La etiqueta, la corrupción y la intriga afectan a la eficacia del poder central. Y la propia unidad nacional resulta comprometida".
"Historia de España". Pierre Vilar.
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