"Así fue en 1869 y en 1872, las dos grandes insurrecciones federales del periodo. En medio de una dinámica política muy acelerada, el mito de La Federal crecía al ritmo que aumentaban las expectativas populares respecto a la democracia republicana.
Es significativa, en este sentido, la confluencia entre 1872 y 1873 del federalismo y el obrerismo, en un proceso de reminiscencias comunalistas que dibuja una base social amplia y sincrética, visible en fenómenos como el de la doble militancia federal e internacionalista.
En todo este proceso, llegados a 1873, La Federal se había convertido en palabra simbólica, mística, expresión de las ansias progresivas de todo un pueblo.
A la vista de esta trayectoria, el mito de la república sin republicanos es insostenible.
Desde el triunfo de la revolución de 1868, los federales buscaron demostrar su fuerza y su capacidad organizativa en todo el territorio, logrando articular estructuras de poder notables como los Pactos Federales o las posteriores Asambleas Federales.
Estas, si bien tenían por objeto organizar el partido, también suponían una propuesta pragmática de realización republicana desde las provincias".
"La revolución cantonal". Ester García Moscardó, en "La Federal. La Primera República Española". Manuel Suárez Cortina.
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