viernes, 17 de noviembre de 2023

Manuel Fraga y la Constitución de 1978


 

"La Constitución española de 1978, por la formidable amplitud de los temas que plantea y hay que decirlo, en el lado positivo, por la amplitud de las fuerzas que han colaborado en su elaboración, puede y debería haber sido un paso adelante firme y decidido en la consolidación de un régimen que España, sin duda alguna, está labrando desde los celtíberos.

Pienso, piensa mi Grupo, que podría haber sido un intento más eficaz, más breve, dando prioridad a los temas económicos y a otras reformas en lugar de incluir dentro de la Constitución tantas cuestiones polémicas. 

Entre elllas, mi Grupo ha señalado desde el primer momento -y ha participado lealmente en todas las fases, salvo aquella de la que fue expresamente excluido- el artículo 2.0 y la referencia a la palabra «nacionalidades», que no entendemos compatible con el principio de unidad de la Nación o de la nacionalidad española ; hizo objeciones a lo relativo a la preparación y revisión de estos estatutos y algunas competencias de las Comunidades Autónomas. 

Entendiendo que el modelo económico-social es el marco en el cual revelan su verdadero alcance las libertades, cree que la propiedad, en un sistema de expropiación poco claro, no ha quedado suficientemente garantizada, como no ha quedado, sobre todo después de la redacción definitiva del artículo sobre la planificación, la libertad empresarial, que consideramos básica en una visión occidental de la vida económica y social.

En la parte orgánica, sustancialmente aceptable por el repertorio de instituciones políticas que establece, estima que la gran cuestión, que es el tipo de representación, no ha quedado del modo más adecuado al hacer innecesariamente constitucional la representación proporcional, e incluso las listas provinciales ; mientras que, por el contrario, instituciones claves de democracia semi directa, como el voto popular y el referéndum, han quedado inoportuna e indebidamente recortadas.

Para muchos españoles y para aquellos que forman la base de Alianza Popular, no hay duda alguna de que la respuesta a la pregunta de qué hacemos con la Constitución se ha puesto difícil. 

Las luces de la Constitución; el ser en nuestra Historia, tal vez, el primer intento de Constitución pactada ; el hecho de incluir claramente un repertorio de libertades públicas modernas y unas instituciones políticas básicamente aceptables, todo ello en una coyuntura histórica que requiere reconciliación, entendimiento y posibilidades de participación para todos en el futuro, están, en la opinión de muchos, ensombrecido por esos graves peligros para la unidad nacional, por las objeciones importantes de vacío religioso y moral que pueden hacerse respecto de nuestros artículos, por las dudas y fallos en el modelo económico y social y por una representación de un modelo por lo menos discutible y que podía y debía haber quedado para la Ley Electoral.

Nuestros Senadores, y ocho de nosotros en el Grupo del Congreso, hemos optado por seguir la orientación mayoritaria acordada ayer por la Junta Nacional de nuestro Partido, optando así por la esperanza de que, a pesar de sus serios reparos, ésta puede llegar a ser la Constitución de las dos Españas, de todos los españoles; ni la del inmovilismo ni la de la revancha. 

Mantenemos nuestras serias críticas, que convertimos en programa prioritario de reforma constitucional. 

Entendamos bien que o la Constitución sirve de piedra angular para asegurar estas tres cosas, o sus otros muchos méritos no la salvarán de un destino triste que otras tuvieron antes y que no le deseamos, porque deseamos un éxito histórico para el bien de España".


Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados número 130. Sesión plenaria número 52, martes 31 de octubre de 1978. Páginas 5190-5192.

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